2 de febrero de 2007

Lo que el curador no elige queda afuera del circuito del arte

Rodrigo Alonso es uno de los curadores más reconocidos del país en este momento. Estuvo en Salta para dictar un seminario sobre "Exposiciones, Curaduría y Arte Contemporáneo" y para curar la muestra "Fotográfica erótica", que actualmente presenta el Museo de Arte Contemporáneo (Zuviría 90, primer piso). Habló con El Tribuno de la crítica; del trabajo del curador, de su creatividad y de su poder.

María Fernanda Abad
fabad@eltribuno.com.ar

¿Cómo se gestó la idea de este curso?
El curso fue un pedido de la directora del Museo de Arte Contemporáneo. Ella quería comenzar a formar gente aquí que se pudiera dedicar a organizar exposiciones, a hacer propuestas de muestras, a trabajar con artistas... Esto, con el objetivo de que el museo se vaya nutriendo de propuestas de personas con una mirada diferente o que pudieran acercar aspectos diversos sobre la producción salteña. Con ese fin se organizó este curso sobre curaduría.
El curso estuvo dividido en tres conferencias. En la primera hablé específicamente sobre los espacios del arte contemporáneo, cómo se fueron reconfigurando históricamente. En la segunda hablé sobre cómo se fueron gestando las exposiciones internacionales, cómo va apareciendo la figura del curador, del montajista y otros organizadores de exposiciones. Y en la última me ocupé específicamente de cuestiones prácticas: cómo encarar la curaduría de una muestra, como se van organizando las obras, cómo se trabaja con los artistas, etc.

¿Cuál es el perfil de la gente que asistió?

En general son artistas, personas que ya están trabajando en museos, personas que tienen espacios independientes... Un perfil bastante variado. Lo que sí me llamó la atención es que vino mucha gente. Pensé que al tratarse de un tema tan específico no iba a haber tanta convocatoria, pero se ve que es de interés general.

¿De dónde viene la figura del curador? Parece bastante nueva.
La palabra viene del italiano y significa "a cargo de", es decir, que está a cargo de una exposición. Otra palabra relacionada con "curador" es "conservador", que es una de las actividades más tradicionales del museo, donde siempre hay una persona que se encarga de la conservación de las obras.
Es decir, la figura del curador aparece primero relacionada al conservador del museo, a la persona que está a cargo de una exposición. Después se va independizando como una tarea específica, más ligada a una figura que tiene mayor protagonismo en la organización de exposiciones, porque propone miradas novedosas sobre la producción artística.

¿Cuáles son los criterios que mueven esa mirada?
Existen varias formas de organizar una exposición. La particularidad es que la figura del curador en general está relacionada con una cierta subjetividad en cuanto a como utiliza esas herramientas. Por supuesto, hay un montón de claves, de instrumentos que permiten organizar la exposición y el curador hace uso de todos ellos, pero de una manera particular. Lo que hace, fundamentalmente, es organizar la muestra incentivando lo creativo.
Las claves asociativas que permiten ir generando relaciones entre las obras están muy estudiadas, y el curador lo que hace es ir orquestándolas en función de su propia propuesta expositiva.

Si la creatividad es un requisito, ¿es mejor curador un artista?
Sobre este tema hay un gran debate. Se discute qué relación hay entre el curador y el artista. Hay quienes consideran que la curaduría es una labor artística. Yo particularmente no lo creo. Creo, sí, que es un trabajo muy creativo. En general, lo que suele suceder es que la curaduría es mejor cuando el curador no es artista. Porque los artistas suelen tener miradas muy personales sobre su producción y son como más reacios a incorporar formas de pensar el arte diferentes a la propia. En cambio, el curador, si es bueno, siempre va a estar atento a lo que va pasando y va a ir modificando sus propios criterios en función de lo que va pasando a nivel artístico.
De todas formas, hay una corriente muy fuerte de curaduría hecha por artistas y se valora mucho esto, porque su mirada es muy formada y eso les permite tener propuestas novedosas a la hora de proponer exposiciones.

Así como la crítica legitima y es termómetro de "los bueno y lo malo", hoy en día la figura del curador también aporta una cuota de "prestigio"
Sí, es cierto. Alrededor de los curadores también hay un halo de legitimación porque se van generando nombres que van institucionalizando a ciertos artistas, ciertas prácticas, ciertas corrientes dentro del arte contemporáneo.
El curador aparece muy ligado a la tarea de legitimar, pero se diferencia del crítico de arte en algo fundamental: el curador tiene la capacidad de poder elegir lo que se va a ver. El crítico no elige lo que se muestra, simplemente va a una exposición y la critica.
Lo que él no elige, queda oculto. Las personas que él no selecciona quedan afuera del circuito del arte.

Está un escalón más arriba en la escala de poder
Exactamente, tiene un poder distinto. El crítico puede hablar pestes de una muestra, pero no puede evitar que sea vista.

¿Y cómo manejás ese poder?
Es una responsabilidad muy fuerte. El curador debe ser muy conciente del poder que tiene. A mí me pasó particularmente con la curaduría de este museo, porque hice una curaduría de artistas que no conozco. A veces, no conocer un poco la historia del artista, de dónde viene, las cosas que ha hecho antes... puede ser limitante a la hora de elegir. Porque hay obras que se entienden en el contexto de la producción total de un artista y otras que se entienden por sí solas.
La tarea implica, además de la selección de las obras, un trabajo de investigación. De esta manera, la aceptación o el rechazo de la obra queda de alguna manera confrontado con la historia personal, el contexto y otros muchos elementos que son importantes de considerar.

¿Tenés que argumentar cada vez que rechazás a alguien?
No necesariamente. Lo que hago particularmente, si algo no me interesa, es chequear la información, tratar de entender el resto de la obra, de dónde viene el artista, si es conocido o no.
Los mejores curadores de un artista son los que mejor lo conocen, a él y a su obra. Ese nivel de conocimiento se ve en una exposición.

¿La idea de "Fotográfica erótica" estaba pergeñada antes del curso o surgió de él?
Cuando vine ya estaba el tema y la convocatoria realizada. Lo que yo tuve que hacer fue trabajar sobre un conjunto de obras que ya estaban aquí. Mi trabajo consistió en seleccionar las obras que de alguna manera podían relacionarse en el espacio. El trabajo más fuerte fue tratar de generar las relaciones y los diálogos, propiciando un discurso más o menos coherente.

¿Cómo se hace dialogar a dos obras? ¿En qué te fijás para colgarlas en una misma sala?
Hay muchos aspectos y desde puntos de vista muy distintos. El tema general es "Fotográfica erótica", pero dentro del erotismo uno puede tomar miles de temas y formas de construir ese tema. En el caso específico de esta muestra hay, por ejemplo, una sala donde decidí trabajar sobre el subtema de la fragilidad del cuerpo. Después hay otras relaciones más formales. En otra de las salas hay obras de una artista que trabaja con retablos y otro que trabaja con un biombo. Entonces, formalmente, resultó interesante juntar estas puertas que ocultan algo. Y así... También trabajé los subtemas del ocultamiento, la sugerencia y el desnudo.

¿Hacés crítica?
Sí, escribo habitualmente, pero no me considero un crítico. No es mi trabajo principal.

¿Creés que una ciudad como Salta debería tener ya una aparato crítico bien formado?
Yo creo que la crítica engloba muchos aspectos. La gente generalmente identifica la crítica con la capacidad de juzgar. Sin embargo, tiene que ver con muchas otras cosas, como con informar. A veces un crítico informa nada más sobre una muestra; a veces analiza obras sin decir si son buenas o malas; otras veces contextualiza el trabajo de un artista diciendo de dónde viene, cuáles son sus influencias, a qué escuela pertenece, con qué tendencia artísticas está relacionado.
Entonces, desde el punto de vista de la capacidad de juzgar, no sé si en Salta hay gente. Pero sí desde el punto de vista de informar, contextualizar, analizar exposiciones. Algo hay, no es tan huérfano el arte salteño. Estos días estuve viendo, por ejemplo, la publicación que hicieron los chicos de Fedro ("Pintura Contemporánea Salteña. Doce muestras") y el catálogo de la exposición "Arte de Salta", este espacio en el diario... Me parece que todo forma la crítica.
La crítica tiene que ver también con generar espacios donde se hable de arte, se intercambien ideas, se informe, y esto existe en Salta. Por ahí falta que aparezca gente más especializada, pero todo se va dando de a poco.
También el circuito del arte contemporáneo se va dando de a poco en Salta. En los últimos años ha habido una eclosión de jóvenes que están trabajando, de nuevas propuestas, y obviamente al lado van a aparecer personas que escriban, que redacten esa experiencia...
Hay artistas que escriben sobre otros artistas, y que tienen miradas muy especiales y muy correctas. Todo eso forma el espacio de la crítica.
Todo se desarrolla de a poco, pero en Salta va bastante bien. Un termómetro de lo que sucede es justamente la cantidad de espacios independientes que hay y el hecho de que exista un Museo de Arte Contemporáneo. Si existe un museo es porque algo sucede. Hay artistas trabajando que han generado la necesidad de que aparezca un museo. En muchos lugares no existen los museos ni las galerías ni las publicaciones independientes.

Agenda Cultural de Salta (Argentina)

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